¿Por qué Jesús escogió a Judas?

¿Sabía usted que hay preguntas interesantes acerca de la Palabra de Dios? Una de las más interesantes en mi opinión es esta: ¿Por qué Jesús escogió a Judas? Hoy trataremos de contestar esa pregunta, no con filosofía, sino directamente con la Palabra de Dios. ¿Por qué Jesucristo escogió a Judas? ¿Quién quiere que un traicionero lo represente? ¿Por qué Jesús quiso a un traidor en el ministerio? Hay una gran bendición espiritual para nosotros en esta pregunta: ¿Por qué Jesús escogió a Judas?

Los invito a abrir la Palabra de Dios. Por favor abran sus Biblia en Juan capítulo 6. En un momento vamos a empezar a leer en versículo 63, pero mientras lo buscan, permítanme hacerles una pregunta; no levanten su mano sino que simplemente contesten en su corazón: ¿Cuántos conocen a un hombre o a un joven llamado Juan? O, ¿cuántos conocen a un hombre o a un joven llamado Santiago? O, ¿a un niño llamado Mateo, o quizás, Felipe, o talvez, Andrés? O, ¿a alguien llamado Pablo? Pienso que la mayoría diríamos: “Sí, yo conozco a alguien con esos nombres”.

Quiero hacerles otra pregunta: ¿Cuántos conocen a un hombre o a un joven llamado Judas? Probablemente a ninguno. Quizás conozcan una cabra o un perro llamado Judas, pero no conoce a ningún joven u hombre llamado Judas, y si lo conoce sería un nombre muy raro: “Judas”.

Pero, una vez, existió una madre que sostuvo a su bebito en sus brazos, besó su rostro, y lo llamó Judas, y ella lo amó con todo su corazón. Sin embargo, ahora el nombre “Judas” es un nombre de infamia, es un nombre de deshonra, es el nombre de la traición, y aún así Jesús escogió a Judas.

Por favor empecemos a leer desde el versículo 63. Dice nuestro texto: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen”. Esta es la clave, subráyelo. “Pero hay algunos de vosotros“, está hablando a sus discípulos. “Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?”. La palabra literal aquí es demonio. “Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque este era el que le iba a entregar, y era uno de los doce”. Judas era uno de los doce discípulos. Jesús lo escogió.

Ahora, la escena es en el jardín de Getsemaní, la noche es oscura. Jesús está orando, hasta que el sudor sobre su bendita frente era como gotas de sangre; está en angustia. Sus discípulos están dormidos y no pudieron velar y orar con Él; y, de repente, hay un ruido, escuchan susurros, el resonar de armaduras, los pasos lentos, antorchas encendidas. Ese lugar de oración secreto ahora está lleno de gente. Los sacerdotes están allí, sus ojos arden con odio y enojo, y de entre esa muchedumbre sale un hombre, su nombre es Judas. Él tiene una sonrisa malévola en su rostro, pero no puede esconder la traición en sus ojos. Él da un paso y pone un beso en la mejilla encantadora y pura de Jesús, y dice con labios llenos de hipocresía: ¡Saludos, Maestro!, o como dice la versión Reina Valera: ¡Salve, Maestro! Y ese beso debió haber quemado como un carbón del infierno. Era el beso de la traición; era el beso de la muerte.

¿Cómo sucedió todo esto? ¿Fue todo esto para Jesús una sorpresa? Es decir, Jesús escogió a este hombre. ¿Era Jesús un mal juez del carácter humano? ¿Cometió Jesús un error? ¡Amigo, Él nunca cometió un error! La Biblia dice: “Bien lo ha hecho todo” (Marcos 7.37). Él sabía exactamente, a plenitud, lo que estaba haciendo cuando escogió a Judas.

La pregunta es, entonces: ¿Por qué lo escogió? ¿Por qué puso a un traidor en el ministerio? ¿Por qué querría que un sucio delator lo representara? ¿Quién quiere a un hombre así en su grupo?, con los ojos bien abiertos, sabiendo que lo traicionaría. Es una buena pregunta, y creo que tiene una buena respuesta. Y pienso que usted va a encontrar hoy en la respuesta, como en toda la Escritura, una palabra de advertencia, una palabra de seguridad, y una palabra de consuelo.

Al estudiar este pasaje nos hacemos preguntas y observamos los pasajes relacionados, y al preguntarnos “¿Por qué Jesús escogió a Judas?”, encontramos algunas respuestas. Hoy deseo compartirle cuatro pensamientos que nacen de nuestro texto.

1. La hipocresía religiosa y la necesidad de la verdadera Salvación

Por favor, leamos el versículo 64. Dice: “Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar”.

A propósito, al mirar a esta congregación, Él sabe quienes son los verdaderos creyentes. ¡Él sabe la diferencia! Hay algunos de ustedes aquí sentados que llevan a cabo todos los rituales, se ven como todos los demás, pero hay una línea que divide a las personas hoy: las que creen y las que no creen. Él no está hablando del creer intelectual; la palabra creer aquí significa confiar de todo corazón. Jesús supo quién confiaba en Él, y Jesús sabía quién no confió en Él. Si usted no confía en Él, usted no es salvo, porque la Biblia dice en Hechos 16.31: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. Escuche cuidadosamente, esta es la palabra de advertencia, porque hay muchos que están exactamente en la misma posición que Judas estaba.

Como puede observar, Judas tenía buena apariencia, aparentaba ser como los demás. Si usted lo hubiera visto habría dicho: ¡Qué gran tipo es este Judas! Pero además, él tenía la asociación correcta; ¿no estaba acaso codeándose con los otros once? Es una buena compañía. Él era uno de los íntimos del Señor. Jesús lo llamó: amigo. Judas pasó tres años y medio en el mejor seminario del mundo, estudiando con el Señor Jesucristo, aprendiendo los hechos, oyendo a Jesús hablar. ¡Qué asociación que tenía este hombre!

Y le diré que no tan solo tenía la asociación correcta, también tenía buena reputación. Cuando Jesús estaba en la última cena y dijo: “Uno de ustedes va a traicionarme”. Los discípulos no respondieron: “¡Oh, yo sé quién es! Debe ser Judas”. La verdad es que ellos llegaron a pensar que era Pedro. Jesús dijo: “Uno de vosotros me va a entregar”. Ellos contestaron: “¿Soy yo Señor?”.

Permítanme decirles cuánta confianza se había depositado en Judas. ¿Sabe qué trabajo tenía Judas? Judas era el tesorero; Él era el tesorero de este pequeño grupo. La Biblia dice que tenía la bolsa; Él era el hombre que tenía la bolsa con el dinero. ¿A quién hace usted tesorero? A la persona que tiene la mayor apariencia externa de integridad, a la persona que respeta más.

Estoy diciendo que Judas tenía la asociación correcta y tenía la reputación correcta, y le diré algo más: él tenía la participación correcta. Judas era un obrero. Él salió con los otros cuando iban a enseñar, predicar y hacer lo bueno; Él estaba al medio del grupo. Tenemos que vivir en alguna parte: en el cielo o en el infierno para siempre. Y Jesús escogió a Judas, pienso que para ayudarnos a entender la hipocresía religiosa y la necesidad de la verdadera Salvación.

Jesús sabía quienes eran los que no creían. En otras palabras, piense amigo, en el evangelio social. ¿De qué sirve si un hombre ha sido educado en una escuela progresiva? ¿De qué sirve si él viste con ropa lujosa? ¿De qué sirve si se alimenta con comida enriquecida con vitaminas? ¿De qué sirve si duerme en un colchón suave? ¿De qué sirve si muere sin dolor con la ayuda de las drogas de alta potencia? ¿De qué sirve si se le entierra en un bello cementerio, en un lindo parque memorial? ¿De qué sirve si él debe resucitar en el juicio y debe comparecer ante un Dios que no conoce? No me opongo a estas cosas, debemos hacer todo lo posible por aliviar el dolor humano, pero que Dios nos perdone si fracasamos en predicar el Evangelio glorioso de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El medioambiente no es suficiente. Jesús le dio uno maravilloso a Judas. El hombre se metió en problemas en el Edén.

2. La Soberanía de Dios y la fiabilidad de la Escritura

La Soberanía divina. Por favor mire el versículo 64. Dice: “Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar”.

Leamos Juan capítulo 13, solo avance unas páginas, y observe conmigo el versículo 18. Jesús está hablando acerca de uno que necesitaba salvarse y dijo: “No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: ‘El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar'”. Jesús está citando el Salmo 41.9: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. Y continúa diciendo: “Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy”. ¿Quién? El Mesías. Jesús dijo: Miren, yo lo he escogido, sé a quién he escogido, hay uno entre ustedes que no cree, él es un demonio, pero hace tiempo en la Escritura, se manifestó que esto sucedería, esto no es un accidente, esto no es algo que salió mal. La Soberanía divina se ve a través de las edades, esto tenía que tomar lugar. Y luego dice que esto tenía que suceder para que la Biblia, la Escritura, se cumpliera, y agregó: “cuando ustedes lo vean, entonces podrán saber que yo soy [el Mesías]”.

¿Sabía usted que Judas predicó un maravilloso mensaje diciendo que Jesús es el Mesías? Jesús arreó a un impío. Verá, cuando el hombre gobierna, Dios reina sobre él. ¿Tenía Judas una opción? Claro que sí. ¿Fue Judas obligado a traicionar a Jesús? Claro que no. Dios le dio una opción. Dios quería que se salvara, Jesús lo amó, Jesús lo hubiera perdonado, Jesús lo hubiera salvado. Usted dirá: Si eso es verdad, ¿cómo se profetizó lo que haría? Significa que Judas no tenía ninguna opción. ¡Oh, sí, él tenía sus opciones! Claro que sí. ¿Piensa que Dios lo creó cojo y luego lo culpó por cojear? ¡No!

Permítame explicarlo, querido amigo, cuando el hombre propone Dios dispone. Lo que nosotros vemos es un punto a la vez, Dios ve todo a la vez. ¿Sabía usted que hay algo que Dios no puede hacer y es aprender algo? Piénselo, Dios no puede aprender nada. ¿Cómo puede Dios aprender algo? Él lo sabe todo. ¿Cómo puede ser omnisciente y aprender algo? Dios sabía exactamente lo que Judas iba a hacer antes de que lo hiciera. ¿Judas tenía una opción? Rotundamente sí. ¿Dios lo sabía? Sí. ¿Dios lo sabía antes de la creación? Sí. ¿Le dio Dios una oportunidad? Sí. ¿Dios está aún en control? Sí. ¡Es algo increíble! La responsabilidad humana y la soberanía divina. Usted y yo moramos en el tiempo, Dios mora en la eternidad. El pasado, el presente y el futuro, son todos iguales para Él.

Hay una palabra de advertencia: cuidado con la hipocresía religiosa. Hay una palabra de seguridad: nada está fuera de Su control, ¡nada!

Dios sabe exactamente todo lo que pasará, y le diré amigo: estamos con los que triunfan. Jesús reinará donde el sol termina sus jornadas sucesivas, Su reino se extiende de costa a costa hasta que la luna no se ponga ni mengue más.

3. La responsabilidad personal y la tragedia del pecado

Dijimos que Judas era responsable por lo que hizo; él no era un robot, no lo obligaron a que hiciera eso. La Biblia nos dice claramente que Judas era un ladrón.

Regresemos a Juan capítulo 6 y, por favor, veamos de nuevo el versículo 64. Dice: “Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían”. Ahora versos 70 y 71: “Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque este era el que le iba a entregar, y era uno de los doce”.

Judas era un ladrón, traicionó al Señor Jesús, lo vendió por treinta monedas de plata. El pecado engañó a Judas. Después de que entendió lo que había hecho, cuando se dio cuenta de que había sido engañado por el pecado, la Biblia dice que fue a los principales sacerdotes y a los ancianos y les devolvió las monedas y les dijo: “Yo he pecado entregando sangre inocente”. Lo que había hecho permanecía en su mente como un velo de muerte, carcomía su consciencia, lo llevaba a la desesperación. El pecado lo engañó. El pecado promete mucho pero paga poco.

El pastor anterior de esta Iglesia, el doctor Lee, solía decir: “Usted puede comerse el maíz del diablo si quiere pero él lo ahogará con la tusa”. Eso es lo que le pasó a Judas. “Sabroso es al hombre el pan de mentira, pero su boca después será llena de cascajo”. Su pecado lo engañó y el pecado lo engañará a usted, mi amigo. Pero Dios le dio a usted una opción, Dios me dio una opción, le dio a Judas una opción. Dios sabía qué escogería, pero, no obstante, él tenía una opción y fracasó. Judas murió y fue al infierno, él fue a su propio lugar. El pecado lo engañó y el pecado lo destruyó; el pecado lo condenó.

4. La seguridad del creyente

¿Sabe? De vez en cuando alguien me dice: “Pastor Rogers, una de las razones por las que yo no puedo creer en la seguridad eterna de la Salvación es por el caso de Judas. Judas perdió su salvación”. ¿Ha estado escuchando amigo? Judas nunca tuvo la Salvación. Judas nunca fue salvo. La Biblia dice en el versículo 64: “Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían”. Existe una gran diferencia entre Judas y Simón Pedro. Por favor mire el versículo 67 y siguientes: “Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Había dos categorías ese día: (1) Judas, exteriormente religioso, pero nunca había tenido un nuevo nacimiento, no había nacido de nuevo; y (2) Simón Pedro, ordinario, tropezador, pero creía y Dios lo guardó.

Por favor, vayamos al versículo 37 del capítulo 6 de Juan. Escuche cuidadosamente. Dice: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera”. ¿Qué le parece? ¿No es esto maravilloso? Ese era un buen lugar para un “Amén”.

Bien, ahora leamos desde el versículo 47, recordando que Judas no creía: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera”.

Permítame decirle algo: Usted necesita poner su fe donde Dios ha puesto sus pecados: en Jesús. En Jesús, claramente, simplemente, maravillosamente, gloriosamente; la Biblia dice: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”.

Sermón titulado “¿Por qué Jesús escogió a Judas?” y predicado por el pastor bautista Adrián Rogers.​ Este ministro nació en West Palm Beach, Florida, y decidió ingresar al ministerio cristiano a la edad de 19 años. Fue ordenado por la Iglesia Bautista de Northwood en West Palm Beach. En 1972 llegó a ocupar cargos de relevancia en la Iglesia bautista de Bellevue en Memphis, donde permaneció hasta marzo de 2005. Durante este periodo el número de miembros de su congregación creció de 9.000 a 29.000 personas.