La verdadera fe siempre va acompañada del arrepentimiento del pecado. El arrepentimiento es estar de acuerdo con Dios en que eres pecador, confesarle tus pecados y tomar una decisión consciente de alejarte del pecado, buscar a Cristo, y obedecerle. No es suficiente creer ciertos hechos acerca de Cristo. Incluso Satanás y sus demonios creen en el Dios verdadero, pero no lo aman ni lo obedecen. La verdadera fe salvífica siempre responde en obediencia. La “fe viva” se refiere a una fe activa y genuina, que se manifiesta en acciones concretas y transformación en la vida de una persona. es creer profundamente en Jesucristo y vivir de acuerdo con sus enseñanzas. Aquellos que tienen una relación íntima con Dios y experimentan un cambio positivo en su vida como resultado de esa relación, esto es, evidencia de la salvación, experimentan una fe viva.
Lucas 13:3,5; I Tesalonicenses 1:9; Mateo 11:28-30; Juan 17:3; Juan 2:3; Santiago 2:19; Efesios 2:10
La “fe muerta” se refiere a una fe superficial o inactiva, que no se traduce en acciones o cambios en el fuero interno de la vida de una persona. Es creer en algo teóricamente, pero no tener un compromiso real con ello. Aquellos que dicen tener fe pero no viven de acuerdo con los principios o enseñanzas de la doctrina de Cristo, no tienen a Dios su fe está muerta.
II Juan 1:9